lunes, 7 de marzo de 2016

ODISEA EN AMÉRICA (EPISODIO #90)


Se oían pisadas, merodeaban por la puerta del baño. También algunos estrépitos, rompían todo a su paso. Entre el retrete y mi cuerpo se ubicaba Sofía, presionando con sus pechos mi espalda tiesa. En la más tenebrosa oscuridad, fijábamos la mirada en la puerta. Por suerte el gato había enmudecido. En aquel baño no cabían más de dos cuerpos, éramos tres almas y el miedo nos calaba hasta los esqueletos. Cada pisada aceleraba mis latidos. Estaba sudando, tanto la cara como las manos. Las criaturas misteriosas iban y venían por ese pasillo estrecho que comunicaba el dormitorio con la cocina. En medio de tanta desdicha estábamos nosotros, escondidos como polillas. Mi mano derecha sujetaba el cuchillo. Estaba dispuesto a perforarles el cuerpo, salvo que Sofía usara su Ithaca. Repentinamente el gato emitía un maullido. Los seres extraños acortaban distancia, los oíamos. Dos puñetazos en la puerta nos dejaban sin resuello. Sofía lloraba. A mí también se me escapaban varias lágrimas. No hacía otra cosa que respirar hondo y mirar la traba. De pronto se oía un chirrido, el mismo sonido agudo que había oído entre las plantas. Lamentablemente no eran insectos, aquellos seres procedían de otro planeta.