domingo, 6 de marzo de 2016

ODISEA EN AMÉRICA (EPISODIO #87)


Desesperados, nos metíamos en la casilla. Curiosamente el gato estaba en la cocina. Desencajado, trababa la puerta. Sofía no cesaba de indagarme, alguien había revoleado los choclos y sin embargo no había presenciado nada extraño. Para no aterrarla le decía que había visto un aparato. No me creía. No nos costaba nada subir a las motos y huir medrosos por el campo, pero ya estaba cansado de escapar como una rata. Teníamos que ser valientes, vivíamos en una república tomada por seres extraterrestres. Ella encendía una vela. Yo apagaba la linterna. Nos sentábamos en las mismas banquetas que habíamos usado cuando cenábamos. Me temblaba la mano. También el espíritu, pero tenía que disimularlo. El gato comenzaba a maullar como un desquiciado. De pronto se oía un puñetazo. Alguien había golpeado la casilla en alguna parte del dormitorio. Nos incorporábamos, observando nuestras caras de pánico. Ella sujetaba la escopeta, yo un martillo que había visto en la alacena. Con la linterna en la otra mano nos acercábamos al dormitorio. Una de las ventanillas estaba abierta. Le pedía a Sofía que vigilara la puerta. Asentía con la cabeza. Respirando hondo me acercaba a la ventanilla. Tenía que cerrarla. ¡Estaba trabada, la jodida ventanilla ni siquiera se movía! Desesperaba. Necesitaba clausurar los accesos a la casilla. Con el corazón en la boca, regresaba a la cocina.