viernes, 25 de marzo de 2016

ODISEA EN AMÉRICA (EPISODIO #115)


Las ciruelas habían aliviado nuestros estómagos famélicos. Eran lo suficientemente jugosas como para seguir comiendo. Nuestro almuerzo estaba hecho. Tema aparte merecía nuestra cena, pero no podíamos vivir pendientes de la comida. Sofía estaba en lo cierto: no vivíamos en un desierto. Los exiliados no habían cosechado sus cultivos y esos campos ya no tenían dueño. En el peor de los casos estábamos forzados a compartir las fértiles campiñas con las criaturas alienígenas, porque los drones habían desaparecido y que yo supiera no necesitaban comida. Me sentía un estanciero y no exagero.