jueves, 24 de marzo de 2016

ODISEA EN AMÉRICA (EPISODIO #112)



Con el zángano a mis espaldas, llegábamos al alambrado, el mismo cerco de alambres que con una púa filosa me había marcado. Tenía que soltar el gato para poder atravesarlo. Sorpresivamente el drone aferraba sus garras al alambrado y tironeaba hacia el cielo para que pudiera traspasarlo. Estaba incrédulo, no tenía que esforzarme para superar los alambres espinados. El aparato estaba de mi lado. Tanto era así que antes de cruzarlo extendía mi brazo izquierdo y lograba tocarlo para poder acariciarlo. Él se dejaba acariciar, como si le gustara ser mimado. Me sentía un extraño. La maraña nos esperaba del otro lado, sin embargo el drone se estaba desviando. Como apóstoles de Cristo seguíamos sus pasos, rasando la tierra nos enseñaba un camino desmalezado.